Malpartida de Cáceres es una población en expansión que conserva un interesante conjunto de arquitectura tradicional en su entramado urbano. Una arquitectura propia del llano cuyas edificaciones se extienden en horizontal, presentando en el exterior unas fachadas blancas con los vanos recercados en granito, en proporciones equilibradas y dispuestos de forma lineal, lo cual le concede un carácter sobrio y elegante.
Las ventanas se alinean en la fachada adaptándose a la línea de la puerta de entrada, así como los pequeños óculos y ventanucos que dan luz a las alacenas de la primera planta y al escalera. La chimenea aparece sobre la línea del alero del tejado, rompiendo la horizontalidad y las rejerías, casi como único ornamento, exponen el trabajo de los herreros en las protecciones de los vanos de la planta baja y en los balcones, que aparecen en las casas de las clases más acomodas.
Es de destacar la presencia de un elemento diferenciador, 'las alpoyatas', generalmente labradas en piedra granítica, se presentan como ménsulas dispuestas a ambos lados de las ventanas de las plantas superiores.
Su uso fue diverso, desde colocar plantas u ornamentos al paso de las procesiones, a servir de apoyo para el secado de ropas o colocar los candiles para alumbrar las tertulias de verano en la calle, a principios de siglo, cuando aún no había luz eléctrica.
En el interior de las casas encontramos magníficas bóvedas de ladrillo que las aíslan del calor en verano y del frío en invierno. Entre la vivienda y las dependencias económicas, los corrales: el corral de acá - que funciona como patio- y el corral de allá con gallinero, zahúrda y entrada a la cuadra y al pajar, que generalmente tienen salida por la fachada trasera.
Otras construcciones de interés son las 27 fuentes y pozos, con magníficos brocales de granito, o los molinos harineros que se construyen bajo las presas de las charcas históricas de Malpartida de Cáceres, testigos de la gestión tradicional del agua abundante que se encuentra en el subsuelo.
Precisamente la más importante de todas, desde el punto de vista histórico, es la Charca del Barrueco de Abajo, con un muro de mampostería con contrafuertes de más de 300 mts de largo. Fue construida a finales del s. XVIII junto al Lavadero de Lanas de Los Barruecos, que hoy alberga el Museo Vostell Malpartida de arte contemporáneo.
El complejo se conforma como un conjunto de edificios en los que se dan cita las técnicas arquitectónicas tradicionales del entorno cacereño: bóvedas y arcos de ladrillo, muros de mampostería y tapial, el uso del granito para los apoyos y los recercos de los vanos, suelos de lanchas de piedra o de empedrado...
Todo ello dispuesto en grandes espacios donde el juego de materiales y las combinaciones de formas y niveles nos dan unas perspectivas únicas, engrandecidas, si cabe, por el contraste con las obras de arte de gran formato que alberga el museo.